Mensajepor colija2000 » Dom Feb 26, 2017 4:22 am
Maestros y estudiantes se debaten en escenarios múltiples dentro de la institución educativa, pero hay uno en particular que se mira como el lugar deseable en el que se produce conocimiento: el Aula. El aula de clase es descrita y vivida por muchos como un espacio jerarquizado y regulado en el que se evidencian estructuras de poder que determinan, por tanto, la dinámica de las relaciones psicosociales de los allí involucrados.
En este sentido en la escuela tradicional, los procesos pedagógicos que se dan en el aula están prescritos por formas particulares de relación, en las que los roles están determinados desde un imaginario que remite a reconocer como válido solo una clase de conocimiento, el académico, solo un tipo de orden, el institucional, solo una forma de escuela, la que no acepta las diferencias y un solo tipo de maestro, el transmisor de conocimiento.
Indudablemente el aula que cuenta con un maestro que se le mide al reto de construcción de saberes, será algo más que un espacio en el que sólo se transmiten ideas o pautas de comportamiento, los procesos de socialización que se producen en ella ocurren como consecuencia de las prácticas sociales, de las interacciones que se establecen y desarrollan en ese contexto social. Se asume así el aula como un espacio de negociación de significados, como un espacio inserto en una estructura multicultural, como un escenario vivo de interacciones explícitas o tácitas; podría decirse que el aula es un espacio de relativa autonomía que desequilibra la tendencia a la reproducción y abre caminos a la transformación.
Un aula en estas condiciones, impulsa el cambio, convierte el conocimiento en una herramienta poderosa que aporta a los niños, niñas y jóvenes, insumos para analizar, comprender y explicar los fenómenos sociales desde una reconstrucción crítica de los mismos. Así la escuela tradicional reproductora, pasa a ser una escuela transformadora, que con investigación en sus aulas se convierte en posibilitadora de construcción de conocimiento, se convierte en un instrumento para develar el mundo complejo de la vida, de la cotidianidad del ser humano. La investigación como base e a enseñanza, formación y aprendizaje, permite al docente sus estudiantes, desde la reflexión crítica, la construcción de saber dejando de lado el rol de mediador pasivo, transformando su práctica pedagógica y favoreciendo la democratización del conocimiento.