Mensajepor colija2000 » Lun Feb 06, 2017 11:12 pm
El desarrollo acelerado de la información está suponiendo retos, impensables hace unos años, para la educación y el aprendizaje. Tal vez lo más relevante sea que nos encontramos con una nueva generación de aprendices que no han tenido que acceder a las nuevas tecnologías, sino que han nacido con ellas y que se enfrentan al conocimiento desde postulados diferentes a los del pasado .Ello supone un desafío enorme para los profesores, la mayoría de ellos inmigrantes digitales; igualmente a las escuelas, para los directivos escolares, para los gestores de las políticas públicas relacionadas con la innovación, la tecnología, la ciencia y la educación.
Ante la avalancha de las TIC, el diseño de los nuevos currículos y la práctica de la enseñanza han de tener en cuenta a sus destinatarios. Además es preciso que en la concreción del currículo se tengan en cuenta los objetivos y contenidos de aprendizaje de acuerdo a intereses de los estudiantes, para lograr que un alto número de jóvenes con riesgo de abandono se mantenga en las aulas durante más tiempo. Por esta razón la incorporación innovadora de las TIC en la enseñanza es una estrategia que debe reforzarse.
La tarea principal, por tanto, s logar que los alumnos mejoren sus aprendizajes con la utilización de las TIC; pero ello supone configurar un nuevo escenario entre los profesores, los alumnos y los contenidos de la enseñanza, y hacerlo también en la evaluación de todo el proceso de y de aprendizaje. Sí difícil es cambiar la forma de enseñar, aún lo es más modificar el sistema habitual utilizado para la evaluación. Por ello, la formación de los profesores para que dispongan de las competencias necesarias que les permitan incorporar de forma natural las TIC en su práctica pedagógica constituye la variable fundamental para garantizar el éxito de la cultura de uso y apropiación de las NTIC en el aula.